No recuerdo desde cuándo dibujo, pero sé que tengo que ir mostrándolos uno a uno. Serán muchos cuadernos en el que tendré que buscar y también preguntarme dónde estarán.
Seguramente tuve cuadernos de dibujo de pequeña, pero recuerdo uno en especial, me lo regalaron mis padres justo antes de un viaje que hicimos en Semana Santa a La Gran Sabana. Era un cuaderno de «Aprende a dibujar» animales y a monstruos. Quiero pensar que fue ahí cuando comencé con un lápiz a dibujar, copiar y crear.
Con los años, los dibujos en lápiz fueron evolucionando a abstracciones con rotring e ilustraciones con retoques digitales, pero siempre se disfruta volver a lo básico acompañado con una taza de café y música tranquila.