Foto III Copa del Mundo
Durante la tercera World Cup en Munich, Alemania.
Las dietas hiperproteicas, más allá de la moda.
Según algunos estudios se ha demostrado que la ingesta de proteínas debería de ser sólo entre el 8 y el 15 % de las calorías totales ingeridas por la persona, excluyendo a los deportistas que su porcentaje puede variar dependiendo de su exigencia y del deporte. Es increíble que hasta el día de hoy se sigue creyendo que las proteínas es la fuente de energía, por su puesto, sólo excepcionalmente, y siempre de forma poco relevante, se metabolizan como medio de obtención de energía (en una competición de Iron-Man, de más de 6 horas de duración, o en situaciones extremas de supervivencia. Por ellos a la hora de hacer una dieta es recomendable asesorarse con un nutricionista y si eres deportista es recomendable hacerlo con alguien que esté empapado en el tema.
Los deportistas, y más especialmente aquellos que llevan a cabo entrenamiento de fuerza, siguen recibiendo mensajes diversos acerca de la cantidad y fuente de proteína apropiada para mejorar y estimular la síntesis proteica. Las recomendaciones proteicas actuales del consumo diario para la población en general es de 0,8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal y día. Sin embargo, los individuos que desarrollan ejercicio de forma regular requieren una mayor ingesta proteica que aquellos que son sedentarios. Se estima como apropiado para una persona activa entre 1,0 y 1,2 g/día por kilogramos de peso corporal en mujeres y de 1,2 a 1,4 g/día por kilogramo de peso corporal en hombres. En deportistas que llevan a cabo entrenamiento de fuerza, los rangos recomendados oscilan entre 1,2 y 1,7 g/kg de peso corporal y día. Pero obviamente estas cifras pueden elevarse dependiendo del deporte, el desgaste y las horas de entrenamiento.
Un consumo excesivo de proteína podría promover el daño renal al incrementar la presión glomerular y provocar una hiperfiltración renal. Se dice «podría» porque siempre está presente en los estudios el porcentaje de la población al que no le afecta en nada la función renal. Por otro lado, el consumo excesivo de proteínas también podría tener una afectación adversa sobre la salud ósea.
Aunque las dietas de moda tengan una efecto positivo a la disminución del porcentaje de grasa, los efectos secundarios a largo plazo suelen ser mayores. Recordemos que éstas dietas no cubren las necesidades de vitaminas y minerales necesarias, tampoco aportan sustancias antioxidantes,entonces, es recomendable un equilibrio en el plato, tanto de proteínas, lípidos como carbohidratos.
via: elservier.es